Oración de San Efrén el Sirio
Esta plegaria debería ser rezada en el transcurso de toda la Cuaresma, de lunes a viernes, al final de las plegarias matinales y vespertinas. Se lee esta plegaria en el templo en los oficios durante todos los días de la semana.
1) Señor y Dueño de mi vida, el espíritu de ocio, de indiscreción, de ambición y de locuacidad, no me lo des. Postración.
2) Mas el espíritu de castidad, de humildad, de paciencia y de amor, concédemelo a mí, tu siervo. Postración.
3) Sí, Señor y Rey, concédeme percibir mis propias ofensas y no juzgar a mis hermanos, porque bendito eres por los siglos de los siglos. Amén. Postración.
Luego nos inclinamos doce veces diciendo: Dios, purifícame a mi pecador. Y otra vez la oración completa con una postración al final.
Esta oración, repetida constantemente en los oficios, es la expresión más sencilla y más pura del arrepentimiento en todas sus dimensiones, de deseo de purificación y anhelo de mejoramiento, de un cambio verdadero en relaciones con otras personas. Las reglas cuaresmales de la Iglesia Ortodoxa dan mucha importancia a la postración; por medio de ella el cuerpo participa en el esfuerzo de humillar nuestro orgullo y nuestra autosatisfacción.