Recordatorio para los cristianos ortodoxos
Recuerda que tú eres hijo/ a de la Iglesia Ortodoxa. Estas no son palabras vanas. Recuerda las obligaciones que ello implica.
La vida terrenal es fugaz. Pasará rápidamente sin que siquiera te des cuenta. Pero ella determina el destino eterno de tu alma. No olvides esto ni por un minuto.
Trata de vivir piadosamente. Ora a Dios en el templo, ora a Dios en tu casa, con devoción, fe y lealtad a la voluntad del Señor. Cumple con las santas y salvadoras normas de la Iglesia, sus reglas y mandamientos. Fuera de la Iglesia, fuera de la obediencia a ella no hay salvación.
El don de la palabra es un gran don de Dios. Ennoblece a la persona, la eleva inmensurablemente por sobre las demás criaturas terrestres. Pero ¡cómo abusa de él la corrupta humanidad! Cuida de este don y sabe usar la palabra cristianamente. No juzgues, no hables en vano. Teme al insulto y las conversaciones seductoras como al fuego. No olvides las palabras del Señor, nuestro Salvador: "por vuestras palabras os justificaréis y por ellas os juzgarán". No permitas la mentira. Las Sagradas Escrituras previenen severamente: "El Señor destruirá todo el que dice mentiras..."
Ama a tu prójimo como a ti mismo, según el mandamiento del Señor. Sin amor no hay Cristianismo. Recuerda: el amor cristiano es abnegado y no egoísta. No pierdas la ocasión de hacer actos de amor y misericordia.
Se modesto, limpio y casto en obras, palabras y pensamientos. No imites a los corruptos. No tomes ejemplo de ellos, aléjate de su compañía. No tengas trato con los infieles a menos que sea necesario - la falta de fe es contagiosa. Se modesto y decoroso siempre y en todo lugar, no te contagies de los hábitos desvergonzados de nuestros días.
Teme y evita la vanidad y el orgullo. El orgullo precipitó de los cielos al más grande y más poderoso de los ángeles. Tú recuerda: "polvo eres y al polvo irás". Humíllate profundamente.
El objetivo fundamental de la vida es salvar el alma para la eternidad. Que sea ésta la misión primordial de tu vida. Desdichados los que destruyan sus almas con indolencia y despreocupación.
¡Que el Señor te bendiga y te ayude!
Tu padre espiritual
+Metropolita Philaret.