Definición del Santo Sobor sobre los Fundamentos Confesionales y Eclesiologicos de la Iglesia Verdadero-Ortodoxa Rusa
En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.
La Iglesia Verdadero-Ortodoxa Rusa confiesa y conserva la Fe Cristiana Ortodoxa tal como ha sido preservada por la Santa Tradición desde la fundación de la Santa, Católica y Apostólica Iglesia Ortodoxa de Cristo, y tal como fue en la Iglesia Rusa Local hasta 1927, tal como ha sido conservada, en su espíritu confesor, en la Iglesia en las Catacumbas, y tal como la Iglesia Rusa en el Extranjero la ha preservado hasta el año 2000.
Creemos en Dios Trino, la Santa Trinidad, tal como ha sido expuesto en el Símbolo de la Fe Niceno-Constantinopolitano, y en Una Iglesia, Santa, Católica y Apostólica, cual ha sido fundada por Nuestro Señor Jesucristo, que es columna y baluarte de la Verdad (I Timoteo 3:15). Creemos que la Iglesia es el Cuerpo de Cristo, un organismo Divino-Humano en el cual nosotros, los fieles, constituimos su Cuerpo, mientras que la Cabeza de la Iglesia es el Señor Jesucristo (Colosenses 1:18). Creemos que las puertas del infierno no prevalecerán contra ella (Mateo 16:18). Así como el mismo Señor, no puede ser destruida, aniquilada o dividida, y por esa razón, no necesita ser “salvada” por fuerzas humanas.
En total unanimidad con el Símbolo de la Fe, confesamos un solo bautismo para la remisión de los pecados. La Iglesia Verdadero-Ortodoxa Rusa estrictamente guarda las leyes eclesiásticas que prescriben que el mismo, debe ser realizado por medio de tres inmersiones completas, en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.
Aquello que los Santos Apóstoles y los Santos Padres de la Iglesia hayan aceptado y confirmado, nosotros también aceptamos y confirmamos, y aquello que ellos hayan rechazado y anatematizado, nosotros también rechazamos y anatematizamos, sin añadir, ni quitar nada. Y junto con los Padres del Séptimo Concilio Ecuménico, proclamamos: “Seguimos las antiguas tradiciones de la Iglesia Universal, guardamos las leyes de los Padres; sujetamos a anatema a aquéllos que agreguen o quiten algo de la Iglesia Universal.”
La Iglesia Verdadero-Ortodoxa Rusa es parte indivisible de la Iglesia Rusa Local, y se gobierna a si misma fundamentándose sobre bases conciliares, de acuerdo al Ukaz Nº 362 de Su Santidad Patriarca Tikhon, el Santo Sínodo y el Supremo Concilio Eclesiástico de la Iglesia Rusa, promulgado el 7/20 de noviembre de 1920. Tenemos, tanto a la sucesión canónica de la Iglesia Rusa en las Catacumbas, como a aquella de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero, como dos partes iguales en honor e espiritualmente unidas de la Verdadera Iglesia Rusa, cuales permanecen en comunión eucarística y canónica bajo administraciones eclesiásticas diferentes, como fue en tiempos del Santo Mártir Metropolita Pedro de Krutitsa, y tal como ha sido bendecido por ultimo Primero Jerarca legitimo de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero, Metropolita Vitaly. Confesamos nuestra comunión espiritual y eclesiológica con los Santos Nuevos Mártires de Rusia y los Padres Confesores de la Iglesia en las Catacumbas, y también con los Primados de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero y sus ilustres jerarcas y pastores.
Al confesar que la Iglesia salva al hombre, y no el hombre a la Iglesia, rechazamos el sergianismo confesado por el Patriarcado de Moscú, el cual deriva del nombre del Metropolita Sergio (Stragorodsky), cual es una forma especial de apostasía y herejía eclesiológica. Esta falsa doctrina no es compatible con las enseñanzas de los Santos Padres acerca de la Iglesia y la autoridad política, porque el sergianismo es la preparación interior del cristiano ortodoxo para la aceptación de compromisos con el antiteismo, y en un sentido más amplio, para comprometerse con la mentira, con cualquier mal, con las cosas de este mundo. Esta preparación procede del corazón, de la condición espiritual del hombre mismo, por esa razón, afirmamos que el Patriarcado de Moscú es astuto al aseverar que el sergianismo es un fenómeno temporal condicionado por una situación política. Al elevar al sergianismo -es decir, al compromiso con el antiteismo- como una norma de vida eclesial, así mismo, el Patriarcado de Moscú esta preparando a su rebaño para reconocer el poder del Anticristo como una autoridad legitima, y a aceptar el “sello en su mano derecha” (Apocalipsis 13:16). Afirmamos que la verdadera Ortodoxia en nuestra sufriente patria no puede ser renovada sin una correcta comprensión de la caída sergianista y sin un debido arrepentimiento por esta caída.
Somos unánimes con los Santos Nuevos Mártires y Confesores de Rusia, y los Padres Confesores en las Catacumbas, y también con los ilustres santos jerarcas y pastores de la Iglesia en el Extranjero, en afirmar que el sergianismo es una herejía, y que el Patriarcado de Moscú, que ha nacido de ella, es “un cisma neo-renovacionista”, cual ha estado en armonía con las autoridades antiteístas, y por consiguiente, le son aplicables las definiciones y prohibiciones canónicas de la Iglesia Rusa que han sido impuestas sobre el renovacionismo y su jerarquía. Y al ser creado de un cisma, el Patriarcado de Moscú ilegítimamente se denomina a si mismo como "Iglesia Madre”
Nuestra fe en la unidad y exclusividad de la Iglesia, Santa, Católica y Apostólica es incompatible con el ecumenismo, y por esa razón identificamos al ecumenismo como una herejía que intenta atropellar a la Fe Ortodoxa. Al confesar nuestra unidad con la herencia de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero, ratificamos la condenación impuesta sobre el ecumenismo, cual fue llevada a cabo por el Concilio de la Iglesia en el Extranjero en 1983, con la proclamación de un anatema conciliar contra esta herejía “a aquéllos que están en comunión con estos herejes, o quién los apoye, o defienda su nueva herejía, ecumenismo”. La participación del Patriarcado de Moscú en el movimiento ecuménico no es una apostasía privada de jerarcas individuales, sino una conciliar confirmación del curso eclesiástico a seguir, trazado en el Concilio Jerárquico del Patriarcado de Moscú de 1961. Al unirse al “Concilio Mundial de Iglesias”, el Patriarcado de Moscú no sólo se ha definido a si mismo como un “cisma neo-renovacionista”, sino que también se ha manifestado como una comunidad herética que ha caído bajo dos anatemas, aquel promulgado por el Santo Patriarca Tikhon y el Concilio de Toda Rusia contra los comunistas y todos sus colaboradores, y aquel del Concilio de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero.
También bajo el conciliar anatema contra la herejía del ecumenismo de 1983 se encuentran todos los jerarcas y clérigos de las Iglesias Locales oficiales que confiesan comunión eucarística, pero al mismo tiempo, participan juntos en la pan-herejía del ecumenismo, la aceptación del nuevo calendario, el modernismo, y la construcción del nuevo orden mundial. Por esa razón la Iglesia Verdadero-Ortodoxa Rusa no puede tener comunión eucarística y unidad con ninguno de ellos; y, siguiendo las enseñanzas patrísticas, decreta que, la Ortodoxia Mundial oficial se ha apartado de la Iglesia de Cristo, y que sus misterios son ineficaces [nedejstvenny] para la salvación. Por eso confesamos el testimonio de la Tradición de la Iglesia, de que la gracia del Espíritu Santo sólo opera de manera salvífica en la Verdadera Iglesia de Cristo, a la cual los herejes y cismáticos, no pertenecen.
Rechazamos la destructiva opinión acerca de que los herejes y cismáticos no se han apartado, pero en cambio, son denominados como “miembros enfermos de la Iglesia”, en quienes la gracia de Dios opera de manera igualmente salvífica, tal como en los miembros de la Verdadera Iglesia Ortodoxa. Confesamos que todos los miembros de la Iglesia, quienes viven en el mundo y padecen la carne, están enfermos por el pecado, y sólo en la Verdadera Iglesia de Cristo pueden recibir la verdadera curación y salvación. La desviación de las herejías y cismas no son otra cosa que apartarse del Cuerpo de la Verdadera Iglesia Ortodoxa. Por consiguiente, y tal como los Santos Nuevos Mártires de Rusia enseñaron, el Patriarcado de Moscú no es la Verdadera Iglesia de Cristo y sus misterios no pueden ser eficaces para la salvación.
Sin embargo, y por consiguiente, no usurpamos los Juicios de Dios y no declaramos osadamente que el Señor no puede llevar a arrepentimiento y salvar un alma cristiana sincera que permanece en la iglesia oficial, pero a la vez, confiesa que la salvación sólo es posible en la Iglesia de Cristo.
Decretamos que el clero que acude a la Verdadera Iglesia proveniente del Patriarcado de Moscú, debe se recibido a través de arrepentimiento y una adicional imposición de manos (kheirothesia), llevada a cabo por jerarcas de la Verdadera Iglesia Ortodoxa, con el objeto de completar las ordenaciones (kheirotonia) que el clérigo recién llegado ha recibido de parte de la jerarquía apóstata del Patriarcado de Moscú.
Concerniente al rito de recepción de comunidades heréticas y cismáticas, la Iglesia Verdadero-Ortodoxa Rusa, como parte de la alguna vez indivisa Iglesia Rusa Local, continua guardando su legado, sus tradiciones locales adquiridas a través de su historia y sus decretos conciliares, en cuales se basan sus principios de condescendencia eclesiástica (oikonomia), para que, de acuerdo con las palabras del Santo Jerarca Philaret (Voznesensky), Primer Jerarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero, “muchos no sean privados de la Iglesia.”
A pesar del hecho que ahora existe una admisible variedad de diferencias en los ritos de recepción de laicos, que son practicados por algunas Verdaderas Iglesias Ortodoxas, consideramos que es necesario superar estas diferencias, basándose en la enseñanza dogmática de la Iglesia. De momento, es posible relacionar a estas diferencias en los ritos de recepción, de la misma manera que lo hizo San Cipriano de Cartago en su carta a Jubiano: “Pero alguien dirá: ¿qué pasará con aquéllos que antes de esto, habiéndose convertido de la herejía a la Iglesia, fueron recibidos en la Iglesia sin el bautismo? El Señor en su misericordia es poderoso para otorgarles el perdón, y a aquellos quienes han sido aceptados en la Iglesia y han reposado en ella, no privarlos de los dones de su Iglesia”
Un fundamento para cambiar el rito de recepción de laicos procedentes de Patriarcado de Moscu, podría ser, por ejemplo, los hechos concernientes a abiertas y oficiales concelebraciones de la jerarquía del Patriarcado de Moscu con Católicos Romanos u otros herejes.
La Iglesia Verdadero-Ortodoxa Rusa al confesar que es la Verdadera Iglesia Rusa, y legítima y canónica sucesora de la Iglesia en las Catacumbas y la Iglesia en el Extranjero, no pretendemos aislamos, ni nos atrevemos a considerarnos a si mismos como la “única verdadera Iglesia.”
Confesamos una misma Fe con nuestros hermanos, los Cristianos Ortodoxos Vetero-Calendaristas de Grecia y otros países, quienes rechazan la union con la Ortodoxia oficial ecumenista y nuevo calendarista, y quienes no aceptan la herejía del ecumenismo, tanto en forma de confesión abierta, como en su versión solapada, tal como es la enseñanza acerca de los miembros “enfermos” de la Iglesia.
El Santo Sobor de la Iglesia Verdadero-Ortodoxa Rusa confirma la validez [dejstvennost '] del Ukaz del Concilio de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero, del 15/28 de agosto de 1932, que decreta “la condenación de la Masonería como doctrina y organización hostil a la Cristiandad, y también, la condenación de todas las doctrinas y organizaciones semejantes a la Masonería”. En concordancia con este decreto conciliar, la idea del “nuevo orden mundial”, engendrada por la Masonería está sujeta a condenación, así como también la introducción, con este fin, de los procesos de globalización y control global de la humanidad, destinados a preparar a la sociedad para el establecimiento del futuro gobierno del Anticristo.
Al permanecer fieles al legado de los Santos Nuevos Mártires y Confesores de la Iglesia en las Catacumbas, damos testimonio que para los archipastores y pastores verdaderos ortodoxos, la participación en los procesos de la apostasía mundial, de la que una de sus formas es la actividad política contemporánea, es inadmisible. En su ministerio, el pastor ortodoxo debe guardar a su rebaño de la influencia destructiva de “este mundo”, y de la Ortodoxia Oficial, cual va de la mano con él, así como también de la imitación creada artificialmente, denominada “Ortodoxia Alternativa”, y explicar a su rebaño la esencia destructiva de estos fenómenos. Estos dos fenómenos que rodean a la Iglesia a diestra y siniestra, se originan de la misma fuente apóstata de este mundo, y son extraños a la Verdadera Ortodoxia.
Profesamos nuestro compromiso con el camino "real" del ministerio de la iglesia. Rechazamos como desviaciones de la Ortodoxia, tanto a la extrema izquierda, como a la extrema derecha - al sectarismo, la pseudo-ortodoxia y el falso misticismo, la intolerancia, politiquería y partidismo, la desconfianza y enemistad - estas cualidades no cristianas tan difundidas en el ambiente eclesiástico contemporáneo. Todas ellas son nacidas, según las palabras del Apóstol, de furiosas pasiones, más del "celo que de ciencia", pero son presentadas falsamente en forma de "confesión" y de "celo por la pureza de la Ortodoxia".
De acuerdo a los ilustres Santos Jerarcas de la Iglesia Universal y de la Iglesia Rusa, creemos que el poder establecido por Dios es el Reino Ortodoxo. Lamentamos la pérdida del Reino Ruso por causa de nuestros antepasados, y oramos al Señor por su restauración. Sin embargo, damos testimonio del hecho que un reino verdaderamente ortodoxo sólo puede ser restaurado en la Rus, luego del arrepentimiento del pueblo ruso y su retorno a la Verdadera Iglesia, porque no puede haber arrepentimiento genuino, ni restauración de una monarquía ortodoxa, en una falsa iglesia. Una monarquía instituida con la bendición de una iglesia de malhechores, tendrá la misma naturaleza desde sus mismos cimientos. Tal reino no será agradable a Dios; aun siendo grande y poderoso, solo preparará el camino para la venida del Anticristo.
Instamos a todos los cristianos ortodoxos a permanecer firmes en la Verdad, a incrementar su oración penitencial y unidad en torno a nuestra Santa Madre - la Verdadera Iglesia Ortodoxa. La renovación espiritual, tanto en cada alma humana individual, como el de la sociedad en su conjunto, sólo es posible a través del arrepentimiento y la comunión conciliar de todos nosotros en el Cuerpo de Cristo, en el Cual el Espíritu Santo, el Espíritu de Verdad y Amor, opera. La pérdida, por parte de la comunidad humana, de la verdadera conciliaridad [sobornost '] trae consigo la pérdida de la participación en el Cuerpo de Cristo, que significa también, la pérdida del efecto beneficioso en esta comunidad, de la gracia del Espíritu Santo. Y tal gracia beneficiosa, sólo es posible a través de la Verdadera Iglesia de Cristo.
Al Comprender esto, el mundo contemporáneo trata de sustituir a la Verdadera Iglesia con imitaciones espirituales artificiales y falsas iglesias. Por esa razón no hay nada más estimado para los cristianos ortodoxos que una genuina renovación de la Verdadera Iglesia Ortodoxa, la pura Novia de Cristo que permanece fiel a su Novio Celestial. Fuera de la Iglesia, la salvación y la verdadera sanación espiritual del alma dañada por las pasiones, es imposible. Amén.
El Santo Sobor de la Iglesia Verdadero-Ortodoxa Rusa.
17/30 de octubre de 2008.
Santo Profeta Oseas.
San Lázaro “El Muerto por Cuatro Días”, Obispo de Kition