Epístola de Natividad-Metropolita Valentin

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Priest Siluan
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Epístola de Natividad-Metropolita Valentin

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Epístola de Natividad

De Su Eminencia Valentín, Metropolita de Suzdal y Vladimir

«Por nuestra causa has sido recostado en un pesebre con bestias mudas,
Oh longánimo Salvador, por propia voluntad te has hecho niño;
y los pastores junto a los ángeles, calman fuertemente:
Gloria y alabanza a Cristo Nuestro Dios,
Quién al nacer en la tierra ha deificado la naturaleza de los mortales»
(Sedalen de Maitines)

Amados en el Señor, Archipastores, Pastores, Hermanos y Hermanas- Hijos de la Iglesia Ortodoxa Rusa

Nuevamente la alegría celestial cubre a todo el mundo ortodoxo. En estos santos días de Natividad, cuando nosotros, glorificando al Divino Cristo Recién Nacido, Hijo de Dios e Hijo de la Humanidad, loamos con el canto angélico: «Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!» «Gloria y alabanza a Cristo Nuestro Dios, Quién al nacer en la tierra ha deificado la naturaleza de los mortales» Un Gran misterio de piedad ha sido revelado: Dios se ha manifestado en la carne (1 Timoteo 3:16). Él se ha hecho niño Jesús para transitar el camino terrenal de la existencia humana de comienzo a fin.

Hasta la Divina y Salvadora Natividad de Cristo, el mundo yacía en la oscuridad de la impiedad, las indiferencias, la hipocresía, fue colmado por la suciedad del pecado, «sobre ellos es vergonzoso hablar». Cristo nace para renovar al mundo que yace en la maldad, y para llenarlo con el amor del Padre Celestial, porque «Dios es amor».

El mundo ahora, nuevamente yace en la oscuridad del pecado, la doctrina Ortodoxa confirmada por los Santos Padres en los Siete Concilios Ecuménicos y en las Reglas Apostólicas, es rechazada, en realidad, por los modernos fariseos y sumos sacerdotes de la ortodoxia mundial. Ellos, astutamente, se acuerdan de las Reglas Apostólicas y las decisiones de los Concilios Ecuménicos y Locales, solamente, cuando les es necesario defender y justificar su propia ilegalidad. Las acciones de los obispos, escribas y fariseos modernos, han demostrado que su mente, corazón y alma no sólo han sido empeñados en tiempos del poder ateo, sino que todavía continúan empeñados, en estos tiempos nuestros, donde aparentemente no hay represalias. Su falsedad e hipocresía son confirmadas cada vez más.

El cristiano ortodoxo debe tratar de alcanzar la gracia del Espíritu de Dios, enriquecerse en Dios, y entonces Dios le dará la capacidad de distinguir la verdad, de la mentira. Debemos buscar, ante todo, la verdad del Reino de Dios, y todo lo demás nos será dado. Esto es, alcanzar el discernimiento, pues, como escribía San Pimen el Grande: «el discernimiento espiritual es la madre de todas las virtudes cristianas».

Las Santos Padres nos enseñan: «Mirad, no cambien la muy iluminada verdad por rumores impíos, y si acontece alguna cosa o leen o escuchan algo opuesto a la Regla Universal y al Símbolo de la Fe (Credo), desenmascaren aquello, como algo mortal y diabólico. El justo vivirá por la fe (Hebreos 10:38; Romanos 1:17), pero aquel que ha caído en la ruina por el engaño diabólico, aunque viva esta muerto (1 Timoteo 5:6), pues, «a través de la fe se alcanza la piedad, así como también a través de la verdadera fe, la Vida Eterna » (San León el Grande).

No es olvidado aquel día triste del 17 de Mayo del año pasado, cuando por las acciones perniciosas del arzobispo Mark de Berlín y aquellos con él, fue firmada el Acta de la unificación de la Iglesia Rusa en el Extranjero con el Patriarcado de Moscú. En la memoria histórica de la Iglesia en el Extranjero y su piadoso rebaño, este día permanecerá como uno de gran dolor, cubierto por la oscuridad de la deshonra que han aceptado, en contra de la voluntad de los Primeros Jerarcas de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero y los Verdaderos Cristianos Ortodoxos que viven en la dispersión, allí la parte de Judas.

La Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero, en años anteriores siempre ha estado firme como guardiana de la Santa Ortodoxia. Fuertemente, daba testimonio de las persecuciones contra los fieles ortodoxos en el entonces estado ateo. Ella ha glorificado al Santo Zar-Mártir Nicolás y multitud de otros Nuevos Mártires y Confesores de Rusia, no esperando la "rehabilitación" y el permiso para ello del gobierno ateo, ella ha sido la primera en condenar, y en la persona de sus siempre memorables jerarcas investigó y anatematizo la perniciosa herejía del Ecumenismo. El ortodoxo en el Extranjero ha dado testimonio de su histórica Patria a todo el mundo, acerca de que la Ortodoxia en Rusia se ha fortalecido de píos y mártires por la Iglesia y por la fe. Los conformistas han creado una iglesia sustituta, y esto fue aún peor que la ruina de los templos. Y si entonces, los ateos y seductores de la conciencia ortodoxa fueron apoyados por jerarcas asustados y quebrados espiritualmente, ahora son apoyados por satisfechos y soberbios comediantes.

La Iglesia Ortodoxa Rusa (Rossiyskaya), siendo la legitima heredera de la Iglesia Prerrevolucionaria, las Iglesias en las Catacumbas y la iglesia de los Nuevos Mártires, conserva no sólo el nombre histórico, sino que también a confirmado en el Sobor de 2008 que ella no reconoce, ni reconocerá al Renovacionismo, Sergianismo y anatematizó la perniciosa herejía del Ecumenismo. La permanencia de nuestra Iglesia en la Verdad y su firmeza en preservar el dogma Ortodoxo son motivo de persecuciones.

La sociedad moderna en Rusia, hoy en día, vive según otras nociones. Habla constantemente acerca de cierto renacimiento espiritual: el incremento del clero y de las eparquías, sobre templos abiertos y monasterios; pero abrir un templo no significa que el hombre retorne con toda su esencia a Dios, abra a Él su corazón. Debemos reconocer que nuestra vida es indigna para exaltar el nombre del Cristo, ella se ha tornado por muchas razones, en un sin numero de crisis, las cuales experimentamos hoy en día.

La verdadera Confesión Ortodoxa, lamentablemente, es rechazada por los modernos fariseos y sumos sacerdotes. Ellos ponen en duda la solidez del dogma evangélico, cual el verdadero cristiano ortodoxo debe confesar hasta el fin de los tiempos.

Durante dieciocho años, desde el momento del anuncio de libertad y garantías para los derechos de los fieles y los derechos humamos, hemos sufrido y sufrimos persecución hasta hoy, atentados contra la vida, amenazas, golpizas, incendios de monasterios, tribunales, expulsión de templos, calumnia y opresiones de todo género. Sufrimos y estamos dispuestos a seguir los preceptos de las Santos Nuevos Mártires y Confesores de Rusia. Liderados por San Tikhon, Patriarca de Toda Rusia y Confesor, estamos dispuestos a aceptar las palabras de Cristo: « Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán…»

En el día de la Navidad de Cristo, es conveniente para nosotros recordar que el Divino Cristo fue perseguido desde los primeros días de su vida terrenal. Y Él no tenía donde reclinar su cabeza y solo ha podido reclinarla sobre la cruz. De la misma manera que Él, debemos dejarnos reposar en sus Divinas Manos con las palabras que salen de su Divinos Labios: « Señor, perdónales porque no saben lo que hacen ».

Recientemente han sido distribuidas apelaciones para el acercamiento de las "astillas" (o “partes”) de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero. Esta es una apacible y buena intención. Hoy en día es necesaria dejar la división espiritual y alcanzar la unidad, pues aquel es el legado del Señor: «que todos sean uno». La apelación a la unidad debe ir acompañada por el amor, cual " no se entrega a excesos, no busca su propio interés... ». Es imposible amar y ser indiferente, es imposible defender la Verdad y no poseer amor por aquellos a quiénes no les ha sido manifestada, es imposible amar a Dios y al mismo tiempo, odiar a los hermanos en Cristo. Un ejemplo de tal sacrificado amor nos fue dejado a nosotros por San Máximo el Confesor, quien ha escrito 400 capítulos sobre el amor, sin someterse, sin inclinarse jamás ante la herejía.

«Amados, Nuestro Salvador ha nacido hoy; alegrémonos. No puede haber, en efecto, lugar para la tristeza, cuando nace aquella vida que viene a destruir el temor de la muerte y a darnos la esperanza de una eternidad dichosa… Alégrese, pues, el justo, porque se acerca a la recompensa; regocíjese el pecador, porque se le brinda el perdón; anímese el pagano, porque es llamado a la vida» (San León el Grande)

Amado en Cristo, piadoso rebaño de la Iglesia Rusa, Archipastores y Pastores, Honorables Monjas y Monjes, los saludo por la festividad de la bendita Natividad de Cristo y próximo Año Nuevo. Que el Divino Cristo conceda grande y bendita misericordia a nuestras vidas terrenales en el Año Nuevo que comienza.

Humilde,

+ VALENTIN,

Metropolita de Suzdal y Vladimir.

Natividad de Cristo
2008-2009
Suzdal

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