LA NATIVIDAD DE CRISTO-San Ambrosio de Optina

Foro en español y portugués para discutir los diversos aspectos de la Ortodoxia Tradicional.
Post Reply
User avatar
Priest Siluan
Moderator
Posts: 1939
Joined: Wed 29 September 2004 7:53 pm
Faith: Russian Orthodox
Jurisdiction: RTOC
Location: Argentina
Contact:

LA NATIVIDAD DE CRISTO-San Ambrosio de Optina

Post by Priest Siluan »

La Natividad de Cristo
De una carta de San Ambrosio, Staretz de Óptina

Una y otra vez se nos concede la misericordia, por la gran paciencia de Dios, de hallarnos ante la brillante fiesta de la Natividad según la carne, de Nuestro Señor Jesucristo. Os saludo en este feliz acontecimiento y os deseo sinceramente que lo paséis en paz y consuelo espiritual.

De acuerdo con mi costumbre, ofrezco a vuestra consideración un Irmos de la Natividad "He presenciado un extraño y maravilloso misterio: la cueva es el cielo; la Virgen un Trono querúbico; el pesebre un espacio en el que Cristo, el Dios Incontenible, se ha recostado. A Él alabemos y glorifiquemos".

Para los que comprenden, el significado de este Irmos es muy claro e inteligible pero otros demandan su explicación.

La cueva es el cielo. Es un milagro maravilloso que una cueva, usualmente morada de ladrones, se convierta en el cielo. La cueva es el cielo porque en ella Dios hizo Su morada y donde Dios está, está el cielo. Porque mientras las almas cristianas se entregan a las pasiones, amor al dinero, ira, envidia, odio, recuerdo del mal, venganzas, etc., se convierten en cuevas para los ladrones de la mente, los demonios. Pero cuando presentan arrepentimiento humilde y sincero y llevan una vida piadosa, en armonía con los mandamientos de Dios, obligándose a la humildad, la mansedumbre y el amor, entonces también ellas son como cielos, por gracia de Dios y aun Dios Mismo por Su Gracia, pasa a morar en ellas, de acuerdo con lo que se dijo: "Habitaré y andaré entre ellos, y seré Su Dios y ellos serán Mi Pueblo" (11 Coro 6: 16).

La Virgen es un Trono querúbico, porque Él, que es escoltado por los querubines y alabado por los serafines, es llevado ahora en brazos de la Virgen, nacido de Ella como Dios-Hombre. ¿Por qué se le concedió a la Virgen tal honor? Primero, por su perfecta castidad y su perfecta y purísima Virginidad. Muchas vírgenes han preservado y preservan la virginidad corporal, pero en sus almas no son vírgenes. Pero La Virgen Madre de Dios era Virgen en cuerpo y alma con la más pura perfección y por esa razón la llamamos Virgen Purísima y Santísima. Segundo, por su profunda humildad. Cuando la Santísima Virgen leyó en el libro del Profeta Isaías "He aquí que la Virgen concebirá y dará a luz un Hijo y llamará Su Nombre Emmanuel (Is. 7: 14), deseó ser la criada de esa Virgen, es decir, quería que se le concediese servirle. Por esa humildad se le otorgó que ella misma fuese la Madre de Dios. No se tomó orgullosa en sus pensamientos ni aun cuando oyó las buenas nuevas del ángel, concernientes al Nacimiento, sino que con humildad contestó "He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra" (San Lucas 1: 38). Por otra parte, la gente que es orgullosa, que con todas sus fuerzas va en busca de gloria y honores, nada recibe, pues "Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes (solamente)" [Santiago (Jacobo) 4: 61.

El pesebre un espacio en el que Cristo, el Dios Incontenible, se ha recostado. Nuevamente un maravilloso y pavoroso milagro - saber que Dios a Quien ni los cielos pueden contener, es recostado y contenido en un pesebre. Se dice que esto es un misterio. Las almas cristianas, en cuanto se entregan a sí mismas a la sensualidad y otras pasiones del cuerpo, son como establos para el ganado, preocupados tan sólo por su alimentación y otros placeres corporales; mas cuando se vuelven hacia Dios con arrepentimiento sincero y se ocupan de llevar una vida piadosa con templanza, se asemejan a la mansión celestial en la cual reside Cristo Dios, incontenible aun por los cielos.

A Él alabemos y glorifiquemos. Al cantar la Doxología del Hijo de la Virgen en los himnos de la Iglesia y cantos espirituales, debemos - aun fuera de la Iglesia - alabarle incesantemente y darle gracias por Su inefable amor por nosotros pecadores, que somos redimidos por Su Honorabilísima Sangre y que recibimos a través de Él la promesa de la vida eterna, bienaventurada e incesante. Amén.

Diciembre de 1882

(De "Orthodox life", Jordanville, Nueva York, Nª 6, 1969)

Post Reply