Molieben por la Conversión de Aquellos en Error

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Priest Siluan
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Molieben por la Conversión de Aquellos en Error

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Molieben por la Conversión de Aquellos en Error.
Cantado el Domingo de la Ortodoxia y en otros Casos de Necesidad

Del “Servicios en Eslavo Eclesiástico” (San Petersburgo. Imprenta Sinodal, 1902, reimpreso en Jordanville, NY. St. Job of Pochaev Press, 1967).

Traducción y Nota: Presbítero Siluan Dignac

Nota: Este molieben es servido el domingo de Ortodoxia, el primer domingo de Gran Cuaresma, y en otros casos de necesidad, en monasterios, y en la parroquias de las ciudades y pueblo, y es diferente al servicio que se lleva a cabo en las catedrales, donde, además de este molieben es proclamado el “Sinodicon de Ortodoxia” con sus anatemas, las cuales solo pueden se proclamadas por los obispos. También el presente servicio puede ser cantado por los misioneros: 1) antes de emprender la actividad de conversión de cismáticos y sectarios; 2) para agradecer cuando estos últimos se reconcilian con la Iglesia Ortodoxa, es decir han vuelto al camino de a verdad; y 3) antes de las sesiones de la apertura de una conferencia misionera diocesana y otros eventos similares.

Luego de concluida la liturgia, el clero sale del santuario y frente a un Analoy con el Icono de Nuestro Señor Jesucristo y la Madre de Dios, haciendo tres metanías exclama:

Oraciones Introductorias

Diacono: Bendice, Señor

Sacerdote: Bendito sea Nuestro Dios, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

Coro: Amen.

Rey Celestial, Consolador, Espíritu de la Verdad, que estás en todo lugar, y que todo lo llenas, Tesoro de bienes y Dador de la Vida, ven y haz de nosotros tu morada, purifícanos de toda mancha, y salva, tu que eres bueno, nuestras almas.

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros (tres veces).

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros. Señor, purifícanos de nuestros pecados. Maestro, perdona nuestras transgresiones. Santo, visítanos y cura nuestras dolencias, por tu nombre.

Señor, ten piedad (tres veces).

Gloria al X Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo; danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; no nos dejes caer en tentación, y líbranos del Maligno.

Sacerdote: Porque tuyo es el el reino y el poder, Padre Hijo y Espíritu Santo ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

Coro: Amén

Señor, ten piedad (doce veces).

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Venid, adoremos a Dios nuestro Rey.

Venid, adoremos y prosternémonos ante Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios.

Venid, adoremos y prosternémonos ante el mismo Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios.

Salmo 74 (75)

Te confesaremos a Ti, oh Dios, Te confesaremos a Ti,
Pues cercano está tu nombre;
Los hombres cuentan tus maravillas.
Al tiempo que señalaré
Yo juzgaré rectamente.
Se arruinaban la tierra y sus moradores;
Yo sostengo sus columnas.
Dije a los insensatos: No os infatuéis;
Y a los impíos: No os enorgullezcáis;
No hagáis alarde de vuestro poder;
No habléis con cerviz erguida.
Porque ni de oriente ni de occidente,
Ni del desierto viene el enaltecimiento.
Más Dios es el juez;
A éste humilla, y a aquél enaltece.
Porque el cáliz está en la mano del Señor, y el vino está fermentado,
Lleno de mistura; y él derrama del mismo;
Hasta el fondo lo apurarán, y lo beberán todos los impíos de la tierra.
Pero yo siempre anunciaré
Y cantaré alabanzas al Dios de Jacob.
0Quebrantaré todo el poderío de los pecadores,
Pero el poder del justo será exaltado.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Aleluya, Aleluya, Aleluya. Gloria a Ti, Oh Dios (tres veces)

Letanía Mayor

Diácono: En paz roguemos al Señor.

Coro: Señor, ten piedad.

Diácono: Por la paz que viene de lo alto y la salvación de nuestras almas, roguemos al Señor.

Coro: Señor, ten piedad.

Diácono: Por la paz del mundo entero, el bienestar de las Santas Iglesias de Dios y la unión de todos, roguemos al Señor.

Coro: Señor, ten piedad.

Diácono: Por este santo templo y por los que con fe, devoción y temor de Dios entran en él, roguemos al Señor.

Coro: Señor, ten piedad.

Diácono: Por el Episcopado Ortodoxo de la Perseguida Iglesia Rusa, por nuestro Señor, su Eminencia Ilustrísima Metropolitano Valentín, primer jerarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa (Autónoma), por nuestro Señor, Ilustrísimo N, Arzobispo/Obispo de N, por el honorable presbiterado y diaconado en Cristo, por todo el clero y el pueblo, roguemos al Señor.

Coro: Señor, ten piedad.

Diácono: Por esta nación, sus autoridades y ejércitos, roguemos al Señor.

Coro: Señor, ten piedad.

Diácono: Por el sufriente pueblo ortodoxo, y por su salvación, roguemos al Señor.

Coro: Señor, ten piedad.

Diácono: Para que libre a su pueblo de los enemigos visibles e invisibles, y que afirme en nosotros unidad de pensamiento, amor fraterno y devoción, roguemos al Señor.

Coro: Señor, ten piedad.

Diácono: Por esta ciudad (o por este pueblo, o por este monasterio), por todas las ciudades y países y por los fieles que en ellos habitan, roguemos al Señor.

Coro: Señor, ten piedad.

Diácono: Por un clima propicio, por la abundancia de los frutos de la tierra y por tiempos de paz, roguemos al Señor.

Coro: Señor, ten piedad.

Diácono: Por los que viajan por tierra, mar y aire, por los enfermos, los afligidos, la libertad de los oprimidos y cautivos y por su eterna salvación, roguemos al Señor.

Coro: Señor, ten piedad.

Diácono: Para que Cristo mire con ojos misericordiosos a su Santa Iglesia, la preserve ilesa e invencible ante herejías y supersticiones, y proteja con su paz, roguemos al Señor.

Coro: Señor, ten piedad.

Diácono: Para que Él sane sus divisiones, regrese a todos los que se han apartado del conocimiento de la Verdad por el poder del Espíritu Santo, y pueda contarlos entre su rebaño escogido, roguemos al Señor.

Coro: Señor, ten piedad.

Diácono: Para que con la luz de su Divina Sabiduría ilumine el entendimiento de aquéllos que se han vuelto oscurecidos por la incredulidad; fortalezca a su fieles y los conserve firmes en la Fe correcta, roguemos al Señor.

Coro: Señor, ten piedad.

Diácono: Para vernos libres de toda desgracia, castigo, peligro y angustia, roguemos al Señor.

Coro: Señor, ten piedad.

Diácono: Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros y guárdanos, ¡oh, Dios! por tu gracia.

Coro: Señor, ten piedad.

Diácono: Conmemorando a la Santísima, Purísima, muy Bendita, Gloriosa Soberana nuestra, la Madre de Dios y Siempre Virgen María, con todos los Santos, encomendémonos nosotros mismos, y los unos a los otros, y toda nuestra vida a Cristo Dios.

Coro: A Ti, Señor

Sacerdote: Porque Tu mereces toda gloria, honor y adoración, a Ti, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.(*)

Coro: Amén.

Entonces:

El Señor es Dios (Salm CXVII)

Diacono: El Señor es Dios, y se nos ha manifestado. Bendito el que viene en el nombre del Señor. Confesad al Señor, porque es bueno; porque su misericordia es eterna.

Coro: El Señor es Dios, y se nos ha manifestado. Bendito el que viene en el nombre del Señor.

Diacono: Todas las naciones me rodeaban, mas en el nombre del Señor las rechacé.

Coro: El Señor es Dios, y se nos ha manifestado. Bendito el que viene en el nombre del Señor.

Diacono: No he de morir, viviré, y para contar las obras del Señor.

Coro: El Señor es Dios, y se nos ha manifestado. Bendito el que viene en el nombre del Señor.

Diacono: La piedra que desecharon los arquitectos, es ahora la piedra angular; es el Señor el que lo ha hecho y es un milagro patente.

Coro: El Señor es Dios, y se nos ha manifestado. Bendito el que viene en el nombre del Señor.

Tropario,Tono 4:

Glorificándote, Oh Señor, nosotros, tus, indignos siervos, agradecido por tus grandes beneficios otorgados a nosotros, alabamos, bendecimos, salmodiamos, magnificamos y damos gracias por tu amorosa bondad, y como siervos, amorosamente, clamamos a Ti: ¡Oh Nuestro Salvador y Bienhechor, gloria a Ti!

Gloria al Padre, al Hijos y al Espíritu Santo.

Tropario, Tono 3:


Como siervos inútiles a quienes, gratis, se les ha concedido tus dones y beneficios, Oh Señor, con fervor acudimos a Ti, ofreciendo esta acción de gracias como nos es posible, y glorificándote como nuestro Benefactor y Creador, con fuerte voz clamamos a Ti: ¡Oh Dios Muy Misericordioso, Gloria a Ti!.

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amen.

Tropario, Tono 4:

Oh Señor, Tu eres la Vida y Resurrección de todos, haces firme a esta habitación por siempre, porque hiciste la majestad del firmamento en lo alto, y aquí abajo, has mostrado la belleza de esta santa morada de tu Gloria; acepta las suplicas que por la intercesión de la Madre de Dios, incesantemente te ofrecemos allí.

Los anteriores troparios, tal como están, son solamente cantados en Domingo de Ortodoxia. En caso de necesidad, se cantan los dos primeros troparios y luego del “Ahora y Siempre…” el tropario de Pentecostés, en tono 8:

Tropario Tono 8:

Bendito eres, oh Cristo, nuestro Dios, que hiciste manifiesto a los sabios pecadores, enviándoles al Espíritu Santo, y por medio de ellos atrapaste en sus redes a todo el universo, oh amante de la humanidad, gloria a Ti.

Epístola

Diácono: Estemos atentos.

Sacerdote: Paz a todos.

Lector: Y con tu espíritu.

Diácono: Sabiduría.

Lector: Prokimen en Tono 4

Ellos estas plantados en la casa del Señor, en las cortes de nuestro Dios, florecerán.

Verso: El justo se regocija en el Señor, y esperará en Él.

Diácono: Sabiduría

Lector: Lectura de la Epístola de Apóstol San Pablo a los Romanos. (Rom. 16:17-20)

Diácono: Estemos atentos.

Lector:
Hermanos: os ruego, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos. Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos. Porque vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos, así que me gozo de vosotros; pero quiero que seáis sabios para el bien, e ingenuos para el mal. 2Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.

Sacerdote: Paz a ti, lector

Lector: Y con tu espíritu.

Diácono: Sabiduría.

Lector: Aleluya en Tono 4:

Asistid, Oh Pastor de Israel, Tu que conduces a José como una oveja

Lectura del Santo Evangelio

Diacono: ¡Sabiduría! Estemos Atentos. Escuchemos el Santo Evangelio.

Sacerdote: Paz a todos.

Coro: Y con tu espíritu.

Diácono: Lectura del Santo Evangelio según San Mateo.
(Mt. 18:10-18)

Coro: Gloria a Ti, Señor, gloria a Ti.

Diácono: Atendamos.

Diacono o Sacerdote:
Dijo el Señor: Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos. Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido. ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado? Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquélla, que por las noventa y nueve que no se descarriaron. Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños. Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Más si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano. De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo.

Coro: Gloria a Ti, Señor, gloria a Ti.

Letanía Ferviente

Diácono: Ten piedad de nosotros, oh Dios nuestro, por tu gran misericordia, te suplicamos, que nos escuches y tengas piedad.

Coro: Señor, ten piedad (tres veces).

Diácono: Nuevamente te suplicamos por el Episcopado Ortodoxo de la Perseguida Iglesia Rusa, por nuestro Señor, su Eminencia Ilustrísima Metropolitano Valentín, primer jerarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa (Autónoma), por nuestro Señor, Ilustrísimo N, Obispo de N, y por toda nuestra hermandad en Cristo.

Coro: Señor, ten piedad (tres veces).

Diácono: Tú que no deseaste la muerte del pecador, mas deseaste su conversión y arrepentimiento, has retornar a todos los que se han apartado de tu Santa Iglesia, te lo suplicamos, escúchanos Oh Señor misericordioso, y ten piedad.

Coro: Señor, ten piedad (tres veces).

Diácono: Tu que en tu gloria has dado orden a este mundo, has que se conviertan aquellos que se oponen tu palabra y, junto con todos los fieles, glorifiquen a ti, Nuestro Dios, con la Verdadera Fe y Piedad, te lo suplicamos, escúchanos Oh Creador Omnipotente, y ten misericordia.

Coro: Señor, ten piedad (tres veces).

Diácono: Tu que nos has concedido el mandamiento de amarte a ti, nuestro Dios, y amar a nuestro prójimo, has cesar el odio, la enemistad, la disputa, la venganza, la falsedad y otras iniquidades, y permite que el verdadero amor reine en nuestros corazones, te lo suplicamos, escúchanos Oh Salvador Nuestro y ten piedad.

Coro: Señor, ten piedad (tres veces).

Sacerdote: Escúchanos, Oh Dios Salvador Nuestro, Esperanza de todos los confines de la tierra y de aquéllos que están lejos en el mar; se benévolo a nuestras transgresiones, Oh Señor, y ten piedad; (Exclamación) porque eres un Dios Misericordioso y Amante de la Humanidad, a ti te glorificamos, Padre, Hijo y Espíritu santo: ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

Coro: Amen.

Oración

Diacono: Roguemos al Señor.

Coro: Señor ten Piedad

Sacerdote: Oh Dios Altísimo y Autor de toda la creación que le has dado forma a todas las cosas con tu majestad y has sostenido todas las cosas por tu poder. Por Ti, nuestro Señor generosísimo, y aunque somos indignos, ofrecemos esta acción de gracias, para que no te apartes de nosotros debido a nuestras iniquidades, y, así esperamos en tu compasión. Tu que enviaste a Hijo unigénito para nuestra salvación, e hiciste conocer tu inmensurable condescendencia a la raza humana, porque en esto has sido grandemente deseado y anhelado para que nosotros retornemos a Ti y seamos salvos. Al ser condescendiente con la debilidad de nuestra naturaleza, nos has fortalecido con la poderosísima gracia del tu Espíritu Santo, nos has consolado con la salvadora fe y la esperanza perfecta en las bendiciones eternas, y, guiando a tus escogidos al Sion Celestial, nos has guardado como la niña de tu Ojo. Nosotros confesamos tu incomparable y gran amor a la humanidad y tu amorosa bondad, Oh Señor. Pero viendo los múltiples obstáculos, nosotros, con fervor rogamos a Ti, Oh Muy Bondadoso Dios: mira a tu Iglesia, y contempla cómo, aunque hemos recibido tu Evangelio con regocijo, todavía las espinas de la vanidad y las pasiones permiten llevar solo pequeños frutos a algunos lugares, y ninguno a otros; y con el aumento de la iniquidad, algunos por las herejías se han opuesto a la verdad de tu Evangelio, otros, por el cisma, se han apartado de tu Majestad, han desechado tu Gracia, e incurren en el juicio de tu Santísima Palabra. Oh muy compasivo y omnipotente Señor que no eres en absoluto irascible: Se misericordioso, tu Iglesia te lo suplica, poniendo como intercesor ante Ti, a Jesucristo, autor de nuestra salvación y Quien la llevo a cabo. Se compasivo con nosotros; por tu poder, fortalécenos en la Fe Correcta, y con tu Divino Luz ilumina los ojos espirituales de aquéllos en error, para que ellos puedan comprender tu Verdad. Ablanda la dureza de sus corazones y abre sus oídos, para que ellos puedan reconocer tu voz y se vuelvan a Ti, nuestro Salvador. Oh Señor, acaba con sus divisiones y sus vidas, cuales no están de acuerdo con la piedad cristiana; has que todos vivan santamente y sin reproche, y arraiga firmemente la salvadora Fe y has que de fruto en nuestros corazones. No vuelvas tu Rostro a nosotros, Oh Señor,; concédanos la alegría de tu Salvación; imparte el santo celo a los pastores de tu Iglesia, y despierta su preocupación por la salvación y conversión de aquéllos en error, por el espíritu del Evangelio: para que, guiados así, podamos todos alcanzar la morada de la perfección de la fe, el cumplimiento de la esperanza y el amor verdadero, y podamos allí, con los coros de las purísimas Huestes Celestiales, glorificarte a Ti, nuestro Señor., Padre, Hijo, y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

Coro: Amén

Entonces la Apódosis o Despedida usual.

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